Tras el asesinato de un activista nicaragüense de derechos humanos que había huido a Costa Rica, ha aumentado la preocupación de que el gobierno de Ortega pueda estar atacando a sus enemigos en el extranjero.
Roberto Samcam Ruiz se tomaba en serio las medidas de seguridad.
Como mayor retirado del ejército nicaragüense que había hablado en contra del gobierno sandinista, huyó a la vecina Costa Rica después de que su nombre comenzó a aparecer en los carteles de búsqueda.
Cuando salía en público en San José, la capital costarricense, se cambiaba de camisa para despistar a posibles seguidores. Viajaba en Uber —nunca en autobuses— y advertía constantemente a otros activistas nicaragüenses opositores al gobierno que vivían en Costa Rica que cuidaran sus espaldas.
En cierto momento, “Roberto se vuelve incluso hasta paranoico”, relató Claudia Vargas, su esposa desde hace 25 años.
Las precauciones de Samcam no fueron suficientes.
El 19 de junio, dos asesinos que al parecer lo habían estado vigilando durante semanas irrumpieron en su complejo de departamentos de San José y le dispararon ocho veces dentro de su casa.