En los últimos meses, Estados Unidos ha experimentado un notable retroceso en las iniciativas de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI, por sus siglas en inglés) tanto en los sectores público como privado. Este cambio refleja las dinámicas políticas actuales y una reevaluación del papel que juegan estos programas en las estructuras organizativas y gubernamentales.
El retroceso en el gobierno federal
El 21 de enero de 2025, el presidente Donald J. Trump firmó una orden ejecutiva que desmantela los programas DEI en el gobierno federal. La directiva ordena a todas las agencias federales cesar las prácticas relacionadas con DEI en un plazo de 60 días, subrayando un regreso a decisiones laborales basadas únicamente en mérito y desempeño. La Oficina de Administración de Personal de EE.UU., junto con el Fiscal General, supervisará la implementación de esta orden.
Reevaluación en el sector privado
Paralelamente, varias grandes corporaciones han comenzado a reducir sus compromisos con DEI. Empresas como Meta Platforms Inc., McDonald’s, Walmart y Ford han anunciado reducciones o eliminaciones de sus programas DEI. Estas decisiones están influenciadas por desarrollos legales, como el fallo de la Corte Suprema en 2023 que anuló la acción afirmativa en las admisiones universitarias, y por la presión política de grupos conservadores.
Reacciones públicas y políticas
El retroceso de las iniciativas DEI ha generado reacciones mixtas. Sus defensores argumentan que estos programas, aunque bien intencionados, han provocado divisiones y un alejamiento de los principios basados en mérito. Por otro lado, los críticos sostienen que desmantelar los esfuerzos DEI socava el progreso hacia una sociedad más inclusiva y equitativa, y podría revertir los avances logrados en la diversidad laboral y la igualdad de oportunidades.
Importancia del cambio
El movimiento actual de alejamiento de las iniciativas DEI marca un momento crucial en el enfoque del país hacia la diversidad e inclusión. Esta tendencia señala un cambio ideológico más amplio que podría remodelar las políticas y prácticas relacionadas con la equidad y la representación en diversos sectores. A medida que las organizaciones e instituciones navegan este nuevo panorama, los resultados influirán en el tejido de la sociedad estadounidense y en su compromiso con la creación de entornos inclusivos.