Por Jack Nicas
Ha encarcelado a presidentes. Se ha enfrentado a Elon Musk y ha ganado. Se ha convertido en uno de los policías de internet más duros del mundo. Y parece dispuesto a convertir a Jair Bolsonaro en el próximo expresidente brasileño tras las rejas.
El Supremo Tribunal Federal de Brasil se ha convertido quizá en la institución más poderosa del país —y en uno de los tribunales superiores más poderosos del mundo—, en parte porque se ha otorgado a sí mismo ese poder.
Durante años, el tribunal ha supervisado extensas investigaciones penales sobre Bolsonaro y sus seguidores. Como resultado, muchos en la izquierda de Brasil creen que el tribunal ayudó a salvar la democracia del país frente a un intento de golpe de Estado, mientras que los de la derecha creen que ahora es el propio tribunal el que representa una amenaza democrática.
El New York Times examinó el creciente poder del tribunal en un artículo publicado el miércoles. El presidente del tribunal, Luís Roberto Barroso, de 66 años, es un ex fiscal del Estado que ha estudiado en las universidades de Harvard y Yale. En una entrevista, defendió las acciones del tribunal y argumentó que podrían ser un modelo para luchar contra un movimiento mundial de extrema derecha.
Esta entrevista ha sido editada para mayor claridad.
¿Por qué el Supremo Tribunal Federal de Brasil ha adoptado una postura mucho más proactiva que muchos tribunales superiores de todo el mundo?
Estamos defendiendo enérgicamente la democracia. Y desempeñamos este papel frente a un movimiento que considero global, radical y de extrema derecha, y que ataca a las instituciones, hace circular información falsa y desinformación y —aún se está investigando— tal vez incluso intentó dar un golpe de Estado.
Sin embargo, en cierto modo, la reacción del tribunal ante esa amenaza también ha sido extrema. Ha encarcelado a personas sin cargos, ha hecho redadas en domicilios por criticar al tribunal y silenciado a cientos de personas en las redes sociales. ¿Está sacrificando las normas democráticas para salvar la democracia?
Es muy importante no perder de vista el contexto. Tuvimos un desfile de tanques frente al Supremo Tribunal Federal para intimidar al tribunal. Tuvimos una petición del expresidente de sobrevolar el Supremo Tribunal Federal con aviones a baja altura para romper las ventanas. Nos enfrentamos a un presidente que, el día de la independencia de Brasil, atacó personalmente a los ministros del Supremo Tribunal Federal y amenazó con dejar de acatar las decisiones judiciales.
Inmediatamente después de las elecciones presidenciales, miles de personas acamparon frente a los cuarteles del Ejército pidiendo un golpe. Tuvimos la invasión del Congreso, del palacio presidencial y del Supremo Tribunal Federal.
Por lo tanto, es necesario tener en cuenta el entorno en el que operamos y el tipo de fuerzas a las que hemos tenido que enfrentarnos. Recordemos que el expresidente obtuvo el 49 por ciento de los votos, e hizo del Supremo Tribunal Federal su objetivo principal. Así que no es de extrañar que exista una opinión negativa, si no es que resentida, de una parte de la población.
Pero han pasado dos años desde las elecciones, y el Tribunal ha conservado su poder ampliado. Varios altos funcionarios del gobierno me han dicho que les preocupa que estas investigaciones no hayan terminado. ¿Cuándo terminarán?
Creo que pronto. Se ha investigado casi todo lo que había que investigar. Corresponde al fiscal general presentar la denuncia.
No me gustaría comprometerme con un plazo, pero no es descabellado imaginar que a finales de este año, principios del próximo, esto podría haber terminado.
Este artículo fue originalmente publicado en NY Times