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Sunday, December 10, 2023

La Liga Defensora, bufete de abogados con oficinas en varios Estados es acusada de estaba por parte de sus clientes latinos

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John entró a los Estados Unidos en busca de Alyssum, huyendo la pobreza en la que vivía en su país natal, República Dominicana. Cuando llegó a la frontera, cruzó el río con una decena de dominicanos más. Pasaron alrededor de un mes en trenes, autobuses y viejos moteles hasta que finalmente llegaron a la frontera. El Coyote los dejó a unos pasos del río y les explicó cómo no ahogarse mientras nadaban hacia Estados Unidos.

Sudado, hambriento y con orina en los pantalones, John llegó al lado estadounidense de la frontera, donde fue detenido por la patrulla fronteriza. John fue admitido en Estados Unidos en libertad condicional para solicitar asilo. Unas horas más tarde, una organización de inmigrantes sin fines de lucro en Texas, cuyo nombre John no recuerda del todo, le dio comida y ropas nuevas. Le preguntaron a dónde le gustaría ir. Dijo Nueva Jersey, donde tenía un primo. John también tenía un hermano en Houston, Texas, pero tenía miedo de decirle que, en contra de consejo de no venir a Estados Unidos por la frontera, había venido. Tenía miedo de lo que su hermano diría o quizás pensaría de él. Después de todo, él era su amado, pequeño hermano.

Y así comenzó su viaje hacia la tierra de la libertad.

Persiguiendo el sueño americano, John, de 27 años, consiguió un trabajo como barbero en Nueva Jersey. En la República Dominicana, también era barbero. La paga no era mucha, pero al menos le bastó para empezar a ahorrar y contratar a un abogado para solicitar su residencia y arreglar su estatus legal.

“Tengo un hijo en la República Dominicana (D.R.). Le envío dinero mensualmente. Su madre no trabaja y todo depende de mí”, dijo John. “Apenas había ahorrado 1.600 dólares para empezar los trámites y buscarme un abogado, y entonces esto me pasa”, añadió.

Después de unos meses en Estados Unidos, John conoció a través de Tinder a su presente esposa, un ciudadana estadounidense de Fresco, California, de ascendencia mexicana. Pronto se mudó al C.A. con los mil seiscientos dólares que había ahorrado. Se casó y poco después, su esposa hizo una petición emigratoria para pedirlo. Pero ella sola no podía llenar toda la documentación. Pues ella no es abogada. Entonces, contrataron a La Liga Defensora para llenar los documentos de John y representarlo antes USCIS.

John y su esposa contrataron a La Liga Defensora, una infame firma de abogados cuyo mercado objetivo es en su gran mayoría latinos, con trece oficinas en seis estados diferentes. Poco después, John llama a su primo en Nueva Jersey para contarle la noticia. Luego llama a su hermano, que vive en Houston. Para entonces, el hermano ya se había enterado de que John vivía en los EE. UU. Su hermano, ciudadano estadounidense y profesional con educación universitaria, buscó en Google el nombre de la empresa. Después de unos segundos, el hermano le explicó a John que había algo sospechoso del bufete de abogados que despidió. Enumeró las señales de alerta en el siguiente orden:

1. Los reviews de Google de la empresa fueron horribles. Con menos de un 3 sobre 5 de valoración.
2. Muchos clientes (en su gran mayoría latinos) dijeron en sus reseñas de Google que fueron defraudados o estafados por esta supuesta firma de abogados.
3. El sitio web de la empresa está únicamente en español. Incluso el número de teléfono de su sitio web 1-844-800-5517 está sólo en español. Como si sólo quisieran una base de clientes latinos.

Una señal de alerta tras otra. Entonces, el hermano de John, cuyo nombre se mantiene en privado por ahora, pronto le explica a John que en los EE. UU. es necesario leer reseñas or reviews (por su nombre en inglés) e investigar la empresa antes de contratarla.

Luego de esa conversación, John y su esposa le piden a La Liga Defensora que les devuelva los $1,500 dólares que habían pagado al bufete de abogados hacia apenas 5 horas. La secretaria de recepción del bufete de abogados les dijo que les devolverían el pago total al siguiente día laboral, ya que aún no se había hecho ningún trabajo ni papeleo. Al día siguiente, después de comprobar su cuenta bancaria, John no vio ningún reembolso.

Llamó al supuesto bufete de abogados casi todos los días durante un mes. Después de excusas y más excusas, le dijeron que después de 15 días hábiles recibiría su dinero. No se le reembolsó su dinero después de un mes de básicamente “rogar por él”, dice John.

Sintiéndose indefensos, John y su esposa comenzaron a leer las reseñas/reviews de Google sobre La Liga Defensora y, en un instante, John se dio cuenta de que él no era el único que supuestamente había sido estafado por esta supuesta bufe de abogados. Hubo otros. De hecho, hubo docenas de clientes que dijeron que ellos también fueron estafados porque este bufe de abogados. En los reviews, decenas de clientes dicen que esta empresa les había quitado su dinero pero nunca habían presentado su documentación ante el USCIS.

“Me duele mucho. Me robaron el dinero. Soy pobre. Y aún no tengo papeles. Ahora, ¿qué hago? No puedo encontrar un nuevo abogado porque no tengo cone que pagarle”, dice John, sosteniendo las manos de su esposa.

“¿Cómo puede suceder esto en Estados Unidos?” dice, casi desgarrada la esposa de John. “¿Cómo ellos pueden salirse con la suya?” ella agrega.

El Continent Post llamó a La Liga Defensora para obtener comentarios para su artículo, pero no pudo comunicarse con nadie por teléfono.

Esta historia se está desarrollando y el Continent Post continuará en un futuro próximo.

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