México y Canadá, empujados a un acuerdo comercial de tres naciones por su poderoso vecino del medio, se han mirado con una mezcla de desinterés y desconfianza durante décadas.
Ahora, sus líderes, impulsados por los extensos aranceles nuevos del presidente Donald Trump y las amenazas a la soberanía de sus países, están hablando de formas de aliarse.
“Es un enfoque de máxima colaboración para asegurarnos de que estamos reactivando” la relación, declaró este mes a los reporteros la ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, Anita Anand, junto al ministro de Finanzas, François-Philippe Champagne.
“El hecho de que vengan la ministra de Asuntos Exteriores y el ministro de Finanzas de un país envía una señal muy clara”, añadió Champagne. “Creo que ese mensaje se entiende muy claramente en Ciudad de México”.
Este mes, los dos funcionarios canadienses lideraron una delegación que se reunió con la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, para preparar la visita del primer ministro de Canadá, Mark Carney, en otoño. El encuentro se consideró en gran medida una oportunidad para restablecer la relación y comparar notas para lidiar con el gobierno de Donald Trump, que se ha mostrado cada vez más agresivo.