Una nueva y rigurosa investigación parece demostrar que los cheques mensuales destinados a ayudar a los niños desfavorecidos contribuyen poco a su bienestar, lo que añade un nuevo elemento a la disputa sobre la ampliación de las ayudas públicas.
Si el gobierno quiere que los niños pobres prosperen, debería darles dinero a sus padres. Esa sencilla idea ha impulsado un gran movimiento que aboga por enviarles pagos regulares, sin condiciones, a las familias de bajos ingresos.
Pruebas significativas, pero indirectas, han sugerido que la ayuda monetaria incondicional ayudaría a que los niños prosperen. Sin embargo, un reciente experimento riguroso, que constituye una prueba más directa, ha revelado que los años de pagos mensuales no hicieron nada para aumentar el bienestar de los niños, un resultado que desafía las predicciones de los investigadores y podría debilitar los argumentos a favor de las garantías de ingresos.
Tras cuatro años de pagos, los niños cuyos padres recibieron 333 dólares mensuales del experimento no obtuvieron mejores resultados que los niños similares cuyas familias no recibieron esa ayuda, según el estudio. No tenían más probabilidades de desarrollar habilidades lingüísticas, evitar problemas de conducta o retrasos en el desarrollo, demostrar una función ejecutiva ni mostrar una actividad cerebral asociada al desarrollo cognitivo.