Los activistas de extrema derecha no encuentran motivos para manifestarse contra este gobierno, que ha adoptado puntos de vista y temas de conversación en línea con su programa político.
Durante el primer mandato del presidente Donald Trump en la Casa Blanca, extremistas de derecha como los Proud Boys salían a la calle, cada fin de semana, para alzar la voz —y a menudo los puños— sobre cuestiones como la migración, la represión del discurso conservador y la retirada de las estatuas de la época confederada.
Pero en los primeros siete meses del segundo mandato de Trump, ha habido una llamativa ausencia de manifestaciones de extrema derecha. Y eso, dicen algunos líderes del movimiento, se debe a que el presidente ha adoptado efectivamente su programa político.
“Las cosas que hacíamos y de las que hablábamos en 2017 y que eran tabú, ya no lo son: ahora son la corriente dominante”, dijo Enrique Tarrio, presidente de los Proud Boys, quien participó en muchas de aquellas primeras concentraciones de extrema derecha. “Sinceramente, ¿de qué tenemos que quejarnos hoy en día?”.