
Hoy, cuando Donal Trump se despertó, apuesto a que no pensó que la piña estaría tan amarga. Nosotros tampoco.
El expresidente ha sido acusado por un jurado de Manhattan de más de 30 cargos relacionados con fraude empresarial. Se puede decir conseguridad, que el dinero que pagó por su silencio a una stripper con la que supuestamente tuvo una infidelidad matrimonial, es el menor de sus problemas. Esta no es la “Monica Lewinsky” de nuestro tiempo, ni siquiera es el “Watergate” de nuestro tiempo, este acontecimiento no tiene precedentes y será recordado en la historia estadounidense como el “Donald Trump”.
Tal vez ahora los futuros presidentes estadounidenses tengan más cuidado en socavar la democracia y caminar como si fueran reyes en lugar de temporales, funcionarios electos: empleados del pueblo y para el pueblo.